A mí me ha pasado y estoy seguro de que a muchos de vosotros también: empiezas un libro con ilusión y, después de varios capítulos, sientes que no han retenido lo suficiente. Que se te han olvidado cosas o caes en la cuenta de que llevas un rato sin prestar atención.
Sí, sé que te ha pasado…
Así que el primer paso es aceptar que tenemos la atención dispersa al leer. Es algo más habitual de lo que crees y estropea la experiencia de la lectura. La buena noticia es que con algunas técnicas sencillas puedes mejorar notablemente tu memoria y comprensión lectora.
Así que vamos al lío.
1. Toma notas mientras lees
Viajando en transporte público me di cuenta de que esta técnica es realmente efectiva, y no porque la practicase yo, sino porque vi —sobre todo en Ámsterdam y Viena— a muchísima gente con un lápiz en la mano además de su libro.
Escribir pequeñas anotaciones en los márgenes del libro o en una libreta ayuda enormemente a consolidar información. Puedes apuntar detalles importantes sobre personajes, momentos clave de la trama o reflexiones personales.
Por ejemplo, si estás leyendo una novela, anota rasgos importantes de los personajes, sucesos relevantes que influyen en la historia o citas que te llamen especialmente la atención. Subraya todo lo que consideres importante para después.
En libros de no ficción es absolutamente fundamental y de hecho te recomiendo usar un cuaderno o libreta aparte. Apunta ideas clave, términos nuevos o preguntas que surjan durante la lectura. Revisar estas notas más adelante fortalece aún más la memoria.
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2. Utiliza la técnica del resumen
Después de terminar un capítulo o una sección, detente unos minutos y escribe un breve resumen con tus propias palabras. Este ejercicio facilita una comprensión profunda y una mejor retención. Parece que vas a estudiar, pero realmente es clave para la retención.
Por ejemplo, en una novela trata de resumir los eventos clave del capítulo, las interacciones entre personajes y cualquier revelación importante. Si estás con una lectura más de aprendizaje, enfócate en resumir conceptos principales, métodos explicados o conclusiones destacadas por el autor.
Con el tiempo, estos resúmenes se convertirán en una excelente herramienta para recordar lo esencial del libro. Tanto es así que más adelante aún ya no necesitarás hacerlo ya que habrás mejorado tu capacidad de retener esa información sin ayuda.
3. Explica lo que has leído
Comparte. Esta es de las más importantes. Suelo contarle a mi mujer lo que he leído sea cual sea el tema. Intenta contarle a otra persona lo que acabas de leer. Explicar el contenido a alguien más te ayuda a aclarar y organizar tus ideas.
Si has leído un capítulo emocionante en una novela, puedes contarle a un amigo qué ha sucedido y qué impacto tiene en la historia general. Pero ojo, que si la recomiendas para leer no vayas a destriparle la trama entera.
Si estás leyendo un libro sobre ciencia o historia, también funciona a las mil maravillas. Cuéntale los conceptos y hechos importantes a alguien que desconozca el tema pero le interese. Esto mejorará tu capacidad de retener toda es información y fortalecerá tu memoria.
4. Lee con un propósito claro
No leas por leer. Parece tonto pero este consejo me ayudó muchísimo y contigo también lo hará. Antes de empezar cualquier libro, piensa en qué esperas obtener de él. ¿Quieres relajarte y disfrutar de una historia entretenida? ¿O buscas aprender algo específico?
Tener claro tu propósito te permitirá concentrarte mejor y retener aspectos importantes del contenido con mayor facilidad. No leas solo por recomendación sin saber de qué trata la trama, ya que aprenderás y memorizarás mejor aquello que resuene contigo.
5. Haz pausas activas
¿Te acuerdas el Método Pomodoro? ¿No? Pues acaba este artículo y sigue con este. Realiza pequeñas pausas cada 20 o 30 minutos de lectura para que tu cerebro descanse y procese mejor lo leído. Aprovecha estas pausas para reflexionar brevemente sobre la historia, personajes o ideas planteadas.
Por ejemplo, después de un capítulo intrigante, toma un momento para pensar en lo ocurrido antes de seguir adelante. Levantar los ojos del libro para pensar en él sigue contando como lectura. Aprovecha estos descansos para caminar, tomar agua o simplemente cerrar los ojos y relajarte un instante. Estas pausas activas aumentan significativamente tu capacidad de concentración y retención.
6. Usa mapas mentales
Si eres realmente hábil, los mapas mentales pueden ser útiles para retener incluso para novelas, no solo para libros técnicos. Puedes crear un mapa mental con los personajes, sus relaciones, los lugares donde transcurre la historia o los temas principales.
Aunque no me imagino a nadie haciendo un mapa mental de todas las dinastías de novelas como Canción de Hielo y Fuego o Dune, para algunos menos complejos puede ser apropiado.
Si no, siempre podemos tirar por la opción de la libreta para apuntar…
7. Relaciona lo leído con experiencias personales
Esto mismo lo leí hace muy poco en el libro El Valor de la Atención de Johann Hari, y es que divagar mientras leemos no es realmente algo malo y sirve en ocasiones para unir lo que hemos vivido con los eventos de los libros.
Cuando conectas lo que lees con tu vida o experiencias personales, fortaleces la memoria. Imagina leer una novela sobre amistad, reflexionar sobre tus propias amistades y cómo se parecen o diferencian de las del libro.
Aplica más aún si estás leyendo un libro sobre superación personal. Recuerda momentos de tu vida en que superaste obstáculos similares. Esta conexión emocional facilita el recuerdo y hace que la lectura sea más significativa y memorable.
8. Practica regularmente
La memoria se ejercita como cualquier otro músculo y mejora con la práctica constante. Dedica tiempo habitualmente a aplicar estas técnicas en todos tus libros. Con el tiempo, notarás que retienes más detalles y disfrutas más cada libro que lees.
Y como he dicho antes, muchas de ellas dejarán de hacerte falta con la práctica suficiente.
Puedes proponerte retos personales, como aplicar cada técnica en distintos libros o establecer rutinas específicas de lectura. Cuanto más a menudo utilices estos hábitos, más evidentes serán los beneficios en tu memoria y comprensión.
Así que ya sabes. Venga a leer, a aplicar lo que te he dejado por escrito y a empezar a entrenar ese cerebro blandurrio que tenemos.
Me ha parecido una guía práctica, amena y bien estructurada, diseñada para ayudar a los lectores a mejorar su memoria y comprensión lectora.
Adoptas un estilo conversacional y empático desde el principio («Sí, sé que te ha pasado…»), lo que hace que el texto sea accesible y atractivo. Este tono informal, combinado con frases como «vamos al lío» o «entrenar ese cerebro blandurrio», le da un toque ligero y amigable que invita a seguir leyendo sin sentirse abrumado por tecnicismos.
La división en ocho técnicas numeradas facilita la lectura y permite al lector identificar rápidamente los consejos. Cada sección está bien organizada, con una explicación general seguida de ejemplos prácticos y diferenciaciones entre géneros literarios (novelas vs. no ficción), lo que demuestra un enfoque pensado y adaptable a distintos tipos de lectores.
Las técnicas propuestas (tomar notas, resumir, explicar lo leído, leer con propósito, etc.) son sencillas, realistas y están respaldadas por experiencias personales del autor («suelo contarle a mi mujer lo que he leído»). Esto las hace creíbles y fáciles de implementar, incluso para alguien que no tiene hábitos de lectura avanzados. Además, se nota un equilibrio entre estrategias activas (como mapas mentales) y más reflexivas (relacionar con experiencias personales).
Me ha gustado cómo incluyes anécdotas, como observar a lectores en Ámsterdam y Viena tomando notas, o referencias a su vida cotidiana (contarle a su esposa). Estos detalles no solo ilustran las técnicas, sino que también añaden un toque personal que conecta con el lector.
En fin, un artículo muy instructivo y claro.
Felicidades.