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Cómo limpiar y cuidar de los libros y tratarlos como se merecen

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Seamos sinceros: ¿cuándo fue la última vez que limpiaste tus libros? Y no, no me refiero a sacudir superficialmente el polvo cuando llega una visita —que eso lo hemos hecho todos— sino a una limpieza real, profunda.

He incluido este artículo en el Foco Lector porque acaba resultando meditativo…

Yo tengo que confesarte que a mis libros, que tanto quiero y tantos colecciono, los últimamente están un poco abandonados. Y sospecho que no soy el único. De hecho este post es una penitencia por mi falta de cuidado.

Es cierto que algunos los uso regularmente —mis libros de filosofía de cabecera como yo los llamo—, pero la mayoría se pasa meses quietecitos en las estanterías, adornando con sus colores y dándole ese toque acogedor a mi casa. ¿A ti también te pasa, verdad?

Sin que sirva de excusa he de reconocer que estoy pendiente de cambiar la estantería principal, y mientras me hago con ella, tengo todos mis libros llenos de polvo pendientes de que los limpie. De esta semana no pasa…

El problema es que, mientras descansan allí, acumulan polvo. Y bueno, imagino que a estas alturas ya sabes de qué se compone el polvo. No es cualquier cosa: piel muerta, pelo, polen, moho, ¡y hasta fragmentos microscópicos de insectos!

Además, hay que tener en cuenta que el polvo no solo mancha los libros, sino que también puede atraer pequeños bichitos desagradables. Y no queremos eso ni para nuestros libros ni mucho menos para nuestra casa.

Pero si eso no te convence, piensa en esto: ¿sabías que pasamos el 90% del tiempo en interiores respirando aire lleno de esas partículas? Limpiar tus libros no solo los protege a ellos, ¡también cuida de tu salud! Así que vamos a ponernos al lío.

¿Cómo cuidar tus libros sin morir en el intento?

Después de mucho buscar, preguntar y compartir experiencias con otros lectores empedernidos, he llegado a la conclusión de que hay una serie de claves para mantener limpios nuestros libros. Te cuento.

¿Tienes libros en el sótano, el ático o cerca del baño? Ya te digo yo que esos lugares no son los más indicados para tu biblioteca. Busca una Ubicación estratégica. La humedad y los cambios bruscos de temperatura atraen moho e insectos. Así que busca un sitio estable y seco para ellos. ¿Quizás reorganizar tu habitación pueda ser un buen plan de fin de semana? Y más ahora con las lluvias y el mal tiempo…

La luz directa del sol puede desteñir rápidamente tus libros favoritos. Mejor protégelos en una zona con buena iluminación indirecta. Luz, sí; sol directo, no. Además, tus libros agradecerán que no estén cerca de lámparas o focos que generan demasiado calor.

Sí, voy de frente… Esta es una de mis estanterías.

Si seguimos los consejos anteriores, ¿dirías que los libros de cocina van en la cocina?, porque claro, el calor y la grasa son enemigos. Pero a fin de cuentas los libros de cocina están hechos para usarse. Mi consejo: si usas libros para cocinar con ellos, ¡adelante! Pero cuídalos un poco más y límpialos regularmente con un paño ligeramente húmedo para evitar que se manchen.

Si guardas recortes o sencillamente usas marcapáginas, cuidado. Evita meterlos entre las páginas si no son de calidad o están plastificados, ya que la tinta puede manchar tus libros. Usa sobres y guárdalos aparte.

Tus libros deberían estar bien apoyados para evitar deformaciones. Usa Sujetalibros y almacénalos bien. Los más grandes y pesados, mejor en horizontal. Además, alternar posiciones de los libros cada cierto tiempo puede ayudar a evitar deformaciones permanentes. ¿Te acordarás de hacerlo?

No saques un libro tirando del lomo. Parece obvio, pero no lo es. Empuja suavemente los libros vecinos y coge el libro con cuidado por ambos lados del lomo. ¡Manipúlalos con cariño! Así cuidarás las encuadernaciones y evitarás esos temidos desperfectos.

Si vives en un lugar muy húmedo, sería buena idea usar deshumidificadores o bolsitas de gel de sílice cerca de tus estanterías. Esto mantendrá a raya el moho y protegerá aún más tus tesoros literarios.

Limpieza básica vs. profunda: ¿cada cuanto deberíamos hacerlo?

¡Nada de agobiarse!

Una limpieza básica cada pocas semanas con un paño ligeramente húmedo y una pequeña aspiradora es suficiente. Comienza por la parte superior, luego la inferior y finalmente el lomo, siempre con delicadeza. También ayuda ventilar regularmente el área donde guardas tus libros.

Yo uso estos trapos de microfibras y estoy encantado:


Y ahora sí, al menos una vez al año, toca hacer la gran limpieza:

  • Vacía por completo los estantes. Aprovecha para ordenar los libros tal y como ya te conté.
  • Aspira o limpia con un paño húmedo, pero mucho cuidado con el agua que pones.
  • Limpia cada libro individualmente con un paño seco o ligeramente húmedo.
  • Si descubres algún libro con moho o insectos, ponlo en una bolsa hermética y congélalo durante tres días. Después déjalo cerrado otro día más antes de abrirlo.
  • Aprovecha para revisar los libros dañados o deteriorados, y considera llevarlos a un especialista si tienen un gran valor sentimental o económico.

¿Demasiado trabajo? ¡Para nada! Piensa en lo bien que te sentirás al terminar y disfruta del proceso. Además, esta limpieza profunda es una excelente excusa para reencontrarte con libros olvidados, reorganizar tus estanterías o incluso hacer una pequeña depuración para donar aquellos libros que ya no te hacen feliz.

Recuerda, tu biblioteca es más que una colección de libros: refleja quién eres y lo que te apasiona. Así que cuidarla merece la pena.

¿Listo para limpiar conmigo? ¿Tienes algún método especial o secreto que quieras compartir? ¡Cuéntame cómo lo haces tú!

¡Feliz limpieza y felices lecturas!

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