La palabra Tsundoku quizás no te suene, pero estoy seguro —y si eres honest@ estoy seguro de que estarás conmigo— de que sientes que lo que te voy a contar a continuación te es familiar. Por lo menos, para mí es como mirarme en un espejo, aunque con matices.
Hace unos días leí una cita en Threads —esa red social como X pero que me entiende mucho mejor— que se me quedó grabada. Decía algo así como:
«Leer libros y comprar libros son dos aficiones completamente diferentes.»
Y fue como si en mi cabeza se iluminara una nueva dimensión que hasta entonces había estado oculta. Es curioso porque al poco de ponerme a investigar empecé a encontrar como por capricho del universo algunos ejemplos y artículos que hablaban sobre este hábito: Acumular libros sin leerlos.
Dicen que es otra forma de demostrar tu amor por los libros, y en cierto modo es exactamente así. El tsundoku es un término japonés que describe la costumbre de comprar libros y dejarlos acumulados sin leer. ¿Pero quién querría hacer eso?
Bueno, pues sorprendentemente muchísima gente. Para muchos bibliófilos, esta práctica no es un simple despiste, sino una verdadera filosofía de vida. O para gente sencilla como yo a la que le gusta esa imagen del libro en la estantería.
Aprendamos más sobre esta curiosa costumbre.
¿Qué significa «tsundoku»?
Para empezar vamos con el idioma —tranqui, que yo tampoco hablo japonés— originario de esta preciosa palabra.
Como supongo que ya habrías inferido, el término tsundoku (積ん読) es una combinación de varias palabras japonesas:
«Tsunde» (積んで), que significa «apilar cosas».
«Oku» (置く), que significa «dejar algo de lado por un tiempo».
«Doku» (読), que proviene de «yomu» (読む), que significa «leer».
En conjunto, y como estoy seguro que has llegado a deducir, tsundoku describe a la perfección esa acción de comprar libros y apilarlos sin llegar a leerlos. Puede parecer que sí, pero no se trata de una actitud negativa ni de un desinterés por la lectura; al contrario, suele ocurrirle a personas apasionadas por los libros que compran más de los que pueden leer.
¿Cuándo y cómo surge el término?
Buscando el origen podemos llegar a que el uso de la palabra tsundoku se remonta al siglo XIX en Japón, durante la era Meiji (1868-1912). Se cree que fue acuñada como un juego de palabras para describir a los eruditos que compraban más libros de los que podían leer, parece que quizás a modo de burla.
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El caso es que el primer registro del término aparece en escritos de periódicos y literatura de la época, donde se usaba de manera humorística para señalar a quienes tenían pilas de libros sin abrir en sus hogares. Es más que probable que este término viniese desde antes, aunque no hay registros.
Lo que sí sabemos es que la primera aparición documentada del término «tsundoku» en forma impresa data de 1879. Específicamente, la frase «tsundoku sensei» se encuentra en un texto satírico de ese mismo año, según el escritor Mori Senzo.
Sin embargo, con el tiempo, la palabra dejó de tener un tono burlón y pasó a ser aceptada como una descripción neutral de un fenómeno común entre los amantes de la lectura.
Como yo y quizás también como tú.
El tsundoku en Occidente: su llegada y expansión
Si bien como hemos visto el término es japonés, la práctica del tsundoku es universal. La palabra comenzó a ganar popularidad fuera de Japón en la década de 2010 gracias a internet y las redes sociales, sobre todo Instagram, donde lectores de todo el mundo compartían imágenes de sus estanterías repletas de libros sin leer.
Uno de los primeros en hablar del término en inglés fue en 2018, en un ensayo para la revista New York Magazine, donde describía su propia experiencia acumulando libros. Desde entonces, ha sido adoptado por la comunidad literaria angloparlante y ha aparecido en numerosos artículos y debates sobre la psicología de la lectura.
Hoy en día, tsundoku es una palabra conocida en muchos países y ha sido adoptada en el léxico de los lectores de habla hispana, quienes la utilizan en redes sociales para describir sus torres de libros pendientes.
Cómo no hacerlo…
¿Por qué acumulamos libros que no leemos?
A ver. El tsundoku no es solo una cuestión de acumulación impulsiva. No se trata de eso. Hay varias razones por las que los lectores compramos más libros de los que pueden leer:
- El deseo de aprender: Este me afecta personalmente. Cada vez que veo algún libro que puede aportarme algo nuevo lo compro. Mi intención de leerlos está ahí, pero el tiempo disponible es limitado.
- El placer de poseer libros: Para muchos, los libros son objetos de valor estético y cultural, más allá de su contenido. Y no digas que una estantería repleta de libros no adorna cualquier habitación.
- La ilusión de la disponibilidad: Es como tener una biblioteca en casa. Da la sensación de que se podemos leer esos libros en cualquier momento, aunque ese momento nunca llegue.
- El simple coleccionismo: Algunos compran libros para construir una colección, incluso si no planean leer todos los títulos de inmediato. Hay quien colecciona monedas o sellos. ¿Por qué no hacerlo con los libros?
El fenómeno tiene paralelismos con otras formas de acumulación, como el «backlog» en los videojuegos o las listas interminables de películas por ver en plataformas de streaming —más parecido al «Síndrome de Diógenes digital»—.
Ejemplos famosos de tsundoku
No creas solo las personas comunes caen en la trampa del tsundoku. Esto quizás te sorprenda, pero algunas de las figuras más influyentes de la historia han sido grandes acumuladores de libros:
- Thomas Jefferson: Su biblioteca personal llegó a tener más de 6,000 libros, muchos de los cuales nunca leyó en su totalidad. Y no me extraña…
- Fernando Pessoa: El poeta portugués tenía cientos de libros en su casa, muchos sin abrir, reflejando su insaciable curiosidad intelectual.
- Y te dejo el último para el final. Umberto Eco: El célebre escritor italiano. Atent@…
La biblioteca personal de Umberto Eco era impresionante por su tamaño y diversidad. ¡Parece ser que la colección total de Eco constaba de más de 50,000 volúmenes!. Los tenía repartidos en dos de sus viviendas:
- En su casa de Milán, Eco tenía aproximadamente 35,000 libros.
- En su casa de campo en Monte Cerignone, cerca de Rímini, tenía alrededor de 20,000 libros adicionales.
Dentro de esta extensa colección, se destacaban:
- Por una parte, más de 50,000 libros modernos, adquiridos a lo largo de los años o recibidos como obsequios. Quién renuncia a un libro como regalo…
- Una colección de aproximadamente 1,200 libros antiguos, todos seleccionados y adquiridos personalmente por Eco. De segunda mano, como a mí mi gustan.
- Entre 20 y 30 incunables (libros impresos antes del año 1501). Ojalá poder acercarse a leerlos o solo tocarlos.
Quizás te preguntes: ¿Es malo el tsundoku?
A ver, no necesariamente. Aunque algunos ven el tsundoku como una forma de consumismo cultural, otros lo consideran una manifestación del amor por los libros. De hecho, algunos expertos sugieren que rodearse de libros, aunque no se lean todos, contribuye a un ambiente intelectualmente estimulante.
El filósofo Nassim Taleb habla del concepto de «antibiblioteca» en su libro El cisne negro (2007) —el cual te recomiendo enormemente—, argumentando que los libros no leídos son más valiosos que los leídos, ya que representan el conocimiento aún por descubrir. Según esta visión, el tsundoku no es una acumulación inútil, sino una inversión en el aprendizaje futuro.
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Cómo gestionar el tsundoku sin dejar de disfrutar los libros
Si tienes una pila creciente de libros sin leer y quieres organizarte mejor, aquí tienes algunos consejos:
- Para empezar, ordena tu biblioteca como ya te dije y empieza a crear un sistema de catalogación. Ayudará mucho con los siguientes pasos.
- Establece prioridades: Crea una lista de los libros que realmente quieres leer en los próximos meses. Con un poco de organización será más fácil.
- Evita compras impulsivas: Antes de comprar un nuevo libro, pregúntate si realmente lo leerás pronto o si solo te atrae en el momento. Hazle caso a Taleb.
- Lleva un registro: Usa aplicaciones como Goodreads o Libib para catalogar tu colección y hacer seguimiento de lo que has leído.
- Combina lectura y relectura: No solo te centres en los libros nuevos; revisita los que ya tienes y encuentra joyas olvidadas en tu propia estantería. Encontrarás joyas de tu yo del pasado.
- Acepta el tsundoku como parte de tu identidad: No te castigues por acumular libros; en su lugar, disfruta el placer de tenerlos cerca.
Así que ya sabes. El tsundoku es más que un hábito de acumulación: es un reflejo del amor por el conocimiento y la literatura. Si bien puede parecer una contradicción comprar libros y no leerlos, la simple presencia de ellos en nuestra vida nos recuerda la riqueza del mundo intelectual.
Ya sea porque busques reducir tu pila de lecturas pendientes o simplemente aceptar tu destino como acumulador de libros, lo importante es disfrutar del viaje que la lectura nos ofrece.
¿Eres un practicante del tsundoku? ¡Comparte cuántos libros tienes pendientes y cómo gestionas tu biblioteca personal! Déjame en los comentarios cuántos libros tienes.