Leer de 1 en 1 o de 2 en 2
Me gusta leer. Y seguramente, si hemos coincidido en este punto y este momento de manera completamente fortuita y afortunada, puedo imaginarme que a ti también te gusta. Aunque, por supuesto, puedo equivocarme.
Pero no he venido a hablar exactamente de eso, sino de algo que, como lector que soy y —desde hace poco— consciente de que practico el arte del Tsundoku, llevaba tiempo planteándome. Algo que a mí me hacía sentir cómodo, pero que, visto desde fuera, parecía algo incomprensible para algunos:
Leer más de un libro a la vez.
Con esto no me refiero exactamente a hacerlo de manera simultánea, sino a que me resulta extrañamente cómodo leer a lo largo del día dos o tres libros de temáticas completamente diferentes, adaptando mis lecturas según la hora del día.
Déjame explicarme mejor.
Cómo gestiono la multilectura
Hasta hace no demasiado tiempo tenía la sensación de que lo más importante era acabar cuantos más libros mejor. De eso ya hablaremos en otro momento, porque está muy relacionado con esta reflexión. Y es que toda esta costumbre de leer libros en paralelo comenzó por esa prisa interna que desarrollé por terminar cuantos más libros mejor. Esa fase, por suerte, ya pasó. Ahora mantengo esta costumbre, pero lo hago por razones distintas.
Antes lo hacía por el motivo equivocado. Ahora no.
Tengo la inmensa suerte —y creo que puedo hablar en nombre de casi todos los lectores— de tener acceso a la literatura de manera bastante rápida e inmediata, ya sea mediante libros digitales o una biblioteca personal. En mi caso, cuento con unos 150 libros, de los cuales habré leído la mitad aproximadamente, y si no fuese tan cuidadoso a la hora de elegir, tendría diez veces más.
Pero volvamos al principio.
Tengo un plan flexible, no rígido ni estricto, que me facilita mucho esa lectura simultánea de múltiples libros a lo largo del día. ¿Cómo lo hago?
Libros de Formación y Estudio
Amo aprender. No creo que exista algo que me guste más en este mundo. Soy curioso por naturaleza, me interesan prácticamente todos los temas, y esa sensación incomparable de haber desbloqueado un nuevo conocimiento en mi mente me resulta profundamente gratificante. Filosofía, religión, finanzas, salud, alimentación, desarrollo personal, autoayuda. Me interesa absolutamente todo.
Estos libros los reservo para cuando hay luz natural, desde el amanecer hasta la hora de comer. Son mis horas para los libros que considero de formación, y te explicaré mis motivos:
- En esas horas tengo la mente más despejada, lo que me permite interiorizar mejor los conceptos y mantenerme más activo, creando el ambiente ideal para el estudio.
- Leo en una posición diferente: busco una postura más erguida, que me permita tener una actitud proactiva y menos relajada.
- Tomo notas activamente, ya sea en un cuaderno si leo en formato digital, o en los márgenes mismos del libro cuando leo en papel.
Aunque no sea estudio en un sentido estricto, este enfoque más formal de leer estos libros me ayuda enormemente a absorber y aplicar el conocimiento adquirido.
Novelas y Ficción
Cuando llega el momento de relajarse con una buena historia, cambio radicalmente de enfoque. Ahora toca disfrutar y desconectar. Entrar en mundos desconocidos, llenos de situaciones y paisajes imaginarios, y disfrutar de la calma que me proporciona el silencio y la lectura.
Desde la hora después de comer hasta el momento de acostarme, dedico mi tiempo a este tipo de libros, más ligeros y menos exigentes en términos formativos.
- Nada de notas exhaustivas. Aunque sí subrayo frases o conceptos que me llaman especialmente la atención, no busco retener conscientemente cada detalle en la memoria.
- Busco comodidad absoluta. Leo en la cama, en el sofá o incluso en la hamaca de la terraza, siempre con la intención de alcanzar un estado de relax absoluto.
- Me suelo quedar dormido mientras leo, algo que disfruto enormemente. De hecho, me encanta esa sensación de calma, y si no fuera por el miedo a que se me caigan los libros —especialmente el lector electrónico— sería perfecto.
Esta forma de leer ha convertido mis días en un viaje fascinante por diferentes mundos e ideas, transformando lo que comenzó como una práctica impaciente en un hábito que me hace plenamente feliz.
En definitiva, considero que cada persona debería descubrir cuál es su propia manera ideal de acercarse a la lectura, sin presión ni obligación. No se trata de cumplir con un número específico de libros al año, sino de disfrutar plenamente del acto mismo de leer.
Ya sea de uno en uno o varios al mismo tiempo, lo esencial es que cada libro nos aporte algo valioso: conocimiento, placer, tranquilidad o inspiración. Porque, al fin y al cabo, la lectura debería ser siempre un refugio y nunca una carga.
¿Y tú? Cómo lees?